Los dones que acopié, a manos llenas
los fui despilfarrando, y hoy siento
un torbellino de remordimiento
corroyendo febrilmente mis venas.
Para rectificar, ya no es momento,
y las fuerzas me llegan para, apenas,
ahondar en el pozo de mis penas
y sepultarme en su dolorimiento.
¿Morir y reencarnarme? El corregirme
en mi supuesta vida del futuro
no es algo que consiga entusiasmarme.
Que,aunque aliente el afán de redimirme,
en cien vidas, lo tengo por seguro,
mil veces más habré de equivocarme.
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