Hubo un
tiempo en que solo reinaba la armonía
en
nuestro espacio íntimo y nuestros corazones
concertaban
en una sus dos palpitaciones
o así yo lo creía.
En el
que el Sol salía
para
poner colores a tantas ilusiones
con las
que decorábamos los plácidos rincones
felices
y minúsculos de nuestro día a día.
Y luego
¿ Qué pasó? ¿ Por qué tiende la aurora
a irse
retrasando y la noche se alarga
hasta
volverse eterna?
¿Qué
nos espera ahora
que
merma la palabra sobre la lengua amarga
y el
silencio creciente la vida nos hiberna ?
Qué
hado nos gobierna,
de
brillo agonizante y signo cachicuerno,
que nuestra vida aboca lentamente al infierno.
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