domingo, 5 de febrero de 2017

Justicia poética

  
Estamos atrapados aquí abajo.

La vida nos acecha.


En el marasmo lento de las horas
 se enrosca ensimismada   y se detiene
hasta ahogar al gorrión que nos anima.

Hasta que respirar acaba siendo
un angustioso angor ,
una suerte de nudo corredizo
que asfixia la verdad que se rebela
y sus gritos sofoca .

Ahíta de cuchillas cristalinas
y atrapada en la ciénaga innombrable
del silencio voraz,
la palabra,
tibieza milagrosa,
con la que aproximarnos,
con la que acariciarnos
para ver de engañar la soledad,
sucumbe
y lentamente,
como un alga se pudre y nos infecta.

Hay siempre una serpiente camuflada
tras de cada mutismo ,
siempre hay un temblor hecho de plumas
con vocación de presa,
y,si es que hiciese falta,dispuesto a autoinmolarse.

Dónde iremos ahora
a buscar aquel soplo redentor de esperanza
cuando incluso el aliento imprescindible
lo hemos declarado una utopía .

Pues digamos  que es
 por justicia poética si luego
  a las alas sin rumbo,
que, huérfanas de sueños,renuncian hasta al aire
la existencia les pesa





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