Sé que
tengo que hacerlo,
he de
esforzarme
en
vencer los resortes invisibles
y
férreos de la inercia.
Toca
otra vez tirar
de los
hilos que mueven las manos y los pies
de la
desarbolada marioneta
patética
que soy,
tan
fatigada
de
tener que llevar sobre sus hombros
el peso
de su historia,
lastrada
de renuncias,
de
fracasos , de duelos y de ausencias.
A pesar
de saber que a nadie esto
le
conmueve o le importa,
de no
hallar
una
sola razón objetivable
en que
fundamentar mi resiliencia,
sé que tengo que hacerlo,
más
que nada
por
respeto a la mínima porcion de dignidad
que me
debo a mí misma.
Pero
hay que ver qué ardua es la batalla
que
libra el barro oscuro y derrotado
por negar su querencia.
Qué fuerte que resulta
la
dulce tentación de abandonarse,
blanda
y confiadamente ,
en los
brazos amantes y oscuros de la tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario