Dame un
cabello tuyo, porque quiero
tejer,
aprovechando su fineza,
una red
de especial delicadeza
en la
que el aire quede prisionero.
Si un
suspiro me dieses, tal rimero
de
versos urdiría con presteza
sobre
su inspiración , que con largueza
habría
para hacer tu cancionero.
Si solo
con mirarme de reojo
me
pintas de color mi noche triste
hasta
volverla mediodía ardiente...
Soy
esa proverbial mujer de rojo
que en
todo es excesiva y solo existe
cuando
ama y sangra apasionadamente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario