Pienso
en ti, muerte, como si tal cosa.
La
familiaridad con que consigo
decir
tu nombre, anuncia que contigo
mi
relación es algo irrespetuosa.
Debe
ser porque, a falta de un abrigo
en el
que reposar mi fatigosa
peripecia
vital, el ver tu fosa
no me
parece casi ni castigo.
Me
aquieta suponer que en ella el trigo
de mi
carne madura y sustanciosa
se
volverá materia más valiosa.
Pero
aun así, escucha lo que digo,
no hace
falta que vengas presurosa....
No es
mi humus vital para la rosa.
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