domingo, 25 de febrero de 2018

Viejo truco



De silencios de labios congelados ,
que esperan anhelantes, 
masticando tristeza y soledad
está lleno el infierno.

Pero podemos intentar el truco
más viejo de la audacia,
hacer que la moneda
dé la vuelta en el aire
y siempre salga cara, trastocando
el orden de las cosas

Porque la soledad nos hace libres.

Y los silencios pueden
llenarse de sentido, transformarse
en el germen de todos los sonidos
en la ocasión perfecta
que esperaba la música esencial,
la que nos bulle dentro,
para manifestarse.

También hay un silencio
sonoro y creador que nos devuelve
nuestra hermosa armonía .

Y una soledad
que no nos intimida y nos acerca
a nuestro ser más íntimo.

Allí donde es posible
recrearse
y al tiempo recrearnos
tal como alguna vez, quizás, nos ideó
un dios más maternal,
menos terrible.

Y saber que si nunca
llegaremos a ver el cielo prometido,
al menos sí podemos atrevernos
a llegar a soñarlo.

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