Ahora
que los días son oscuros
y las
noches son largas, presuroso
vuelves
a mí en busca de un reposo
más
blando y unos brazos más seguros.
Tú me
conoces bien, juegas tu baza
de
saber que mi piel nunca razona,
que al
sentir tu calor se desmorona
como
manteca al fuego mi coraza
Que si
me dices ven, no corro, vuelo
hacia
donde tu voz de anís me invita
a
beberme su acento y a embriagarme.
Transpórtame
a los márgenes del cielo
prendida
a su dulzor, no necesita
otra
cosa tu amor para reconquistarme.
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