lunes, 9 de enero de 2017

Labor de artesanía



Da igual...
da igual...
lo sé,
se trata de  arrancarle 
a aquella fría y ríspida aridez que te toca
su miligramo y medio de belleza.

Pero seguramente somos lo que somos
no por casualidad.

No porque una estrella
con su rojizo brillo moribundo
nos señaló en la frente.

Ni el que ciertos planetas se alinearan
el día que nacimos de tal o cual manera
es la razón que hace que vivamos
como erráticas sombras taciturnas,
como aves rapaces,
amantes de las noches heladas del invierno,
o como delicadas mariposas sonrientes ,
abanderadas de la primavera.

Si vamos arrastrando soledades,
masticando renuncias,
acumulando ausencias ,
dejando en el camino una cohorte
de amigos o enemigos,
de riberas sembradas de alhelíes
 o de  oscuras estelas funerias 
por amores difuntos,
por ilusiones muertas,
 digo yo,que,
 muy seguramente,
algo de nuestra parte habremos puesto...

Como igual es seguro
que han existido en toda y cada una
de nuestras trayectorias vitales unos cuantos
 de los imponderables  azarosos
con los que cualquier pie
alguna vez tropieza.

Y es que de nada sirven las culpabilidades...

Porque la vida es dura ,
nos golpea
y quiere triturarnos,
moltura a algunos hasta que les extrae
exquisitez en hebra,
sutileza que gana fácilmente los cielos
en donde el mundo admira
la gracia alada de su ligereza.

Y a otros , por puro y obstinado
afán superviviente,
rigor contra rigor,
nos mimetiza
en roca berroqueña.

Por eso hay que afanarse
en irla aporreando a golpe de porfía
allí donde es más frágil ,
allí donde le duela ,
hasta que se despierte,
hasta que ,cincelada, entregue su secreto
esa faceta inédita
de virtuoso primor esmerilado
que toda alma oculta.

Y luego convencerla
de que hay un Sol que al alba se levanta
con la ilusión ingenua de arrancarle
un alegre destello esplendoroso
al rostro más austero de la piedra.

Que nacen cada día nuevamente
la esperanza y la luz también por ella.
















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