Da
igual...
da
igual...
lo sé,
se trata de arrancarle
se trata de arrancarle
a aquella fría y ríspida aridez
que te toca
su
miligramo y medio de belleza.
Pero
seguramente somos lo que somos
no por
casualidad.
No
porque una estrella
con su
rojizo brillo moribundo
nos
señaló en la frente.
Ni el
que ciertos planetas se alinearan
el día
que nacimos de tal o cual manera
es la
razón que hace que vivamos
como
erráticas sombras taciturnas,
como
aves rapaces,
amantes
de las noches heladas del invierno,
o como
delicadas mariposas sonrientes ,
abanderadas
de la primavera.
Si
vamos arrastrando soledades,
masticando
renuncias,
acumulando
ausencias ,
dejando
en el camino una cohorte
de
amigos o enemigos,
de
riberas sembradas de alhelíes
o de oscuras estelas funerias
por amores difuntos,
por amores difuntos,
por
ilusiones muertas,
digo yo,que,
muy seguramente,
digo yo,que,
muy seguramente,
algo de
nuestra parte habremos puesto...
Como
igual es seguro
que han
existido en toda y cada una
de
nuestras trayectorias vitales unos cuantos
de los imponderables azarosos
con los
que cualquier pie
alguna
vez tropieza.
Y es
que de nada sirven las culpabilidades...
Porque
la vida es dura ,
nos
golpea
y
quiere triturarnos,
moltura
a algunos hasta que les extrae
exquisitez
en hebra,
sutileza
que gana fácilmente los cielos
en
donde el mundo admira
la
gracia alada de su ligereza.
Y a
otros , por puro y obstinado
afán
superviviente,
rigor
contra rigor,
nos
mimetiza
en
roca berroqueña.
Por
eso hay que afanarse
en irla
aporreando a golpe de porfía
allí
donde es más frágil ,
allí
donde le duela ,
hasta
que se despierte,
hasta
que ,cincelada, entregue su secreto
esa
faceta inédita
de
virtuoso primor esmerilado
que
toda alma oculta.
Y luego
convencerla
de que
hay un Sol que al alba se levanta
con la
ilusión ingenua de arrancarle
un
alegre destello esplendoroso
al
rostro más austero de la piedra.
Que
nacen cada día nuevamente
la
esperanza y la luz también por ella.
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