La
noche me traviste de rapsoda.
Llega
otra vez con vehemente impulso,
que me deja el espíritu convulso,
de
irme vaciando por la boca toda,
Si por
lo menos fuese una beoda
de la
vida ,anís y ron mi pulso,
pero
qué he de contar ,si tan insulso
es mi
universo como agua con soda.
A
fuerza de buscarme en lo más hondo
allí
donde ,con tiempo y con paciencia,
el
vivir se hace poso y se aquilata
a
veces regurgito un cante jondo,
extracto
del dolor, y fielesencia
del
gozo, que me esquilma y me retrata.
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