¿ Contra quién clamaremos? ¿ Qué oscuro dios impío
se ensaña, cincelando en la indefensa mano
de cada hombre que nace un destino inhumano,
mientras inventa un cuento sobre un libre albedrío?
Por mucho que recemos, cruzarán el vacío
todas nuestras plegarias en un esfuerzo vano
por contentar la furia de un ser sordo y lejano
que habita en el extremo más gelido del frío.
No existe ningún libro de las reclamaciones
previsto para esto , y nunca suele el Cielo,
por mucho que lloremos, llover ningún pañuelo
que enjugue la tristeza de nuestros corazones.
Nos queda, qué remedio, rumiar el desconsuelo
e intentar sublimarlo a base de canciones.
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