viernes, 14 de octubre de 2016

La parada de los monstruos


Desnudarse las carnes, más allá de lo incómodo
que resulta dejar
que aquello que nos cuelga a su aire gravite
no ofrece más peligro que algún buen constipado.

Es mucho más gravoso desvestir los adentros
a costa del pudor
y acceder a que sirva su striptease sin música
de carnaza que aplaque el hambre en las miradas.

Por eso me dedico
a inventarme cualquier identidad pueril
que enmascare los signos de su decrepitud.

!Pasen, señores ,vean …!
Gocen el espectáculo! A ver quién adivina
detrás de qué esperpento se esconde la mujer.



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