Me
tapizan los párpados
y
abortan
su
vocación de enclave feraz para las penas.
Yo sé que solo son quimeras sibilinas
que
quieren confundirme,
pero
tienen
la
suavidad del raso.
Basta
cerrar los ojos
para
ver otra vez cómo revolotean,
semejando
luciérnagas festivas,
sobre
un cielo de azabache las lágrimas de fuego
que San
Lorenzo llora.
Están
dentro de mí
los
grillos en concierto, los aromas alados
que
sobre el aire adusto de Noviembre
recrean
la ilusión de los jazmines.
Solo me
faltas tú ,
tu mano
en mi cintura,
para
soñar que vuelven las noches hechizadas
por la
emoción que vence al tiempo y al peaje
de
sus claudicaciones.
Que
incendiado de amor y desmesura
todo
verano alcanza a ser como anhelamos,
feliz
, radiante , libre,delicioso,
vital y
eternamente inspirador.
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