domingo, 19 de noviembre de 2017

Al desnudo


Siete velos no bastan.

Ni setenta prejuicios te refrenan
cuando todo en tu ser  se vuelve impulso
 que ansía desvestirse.

Yo suelo desnudarme sin recato
doce veces al día .

Y  en ocasiones  más ,
sobre todo en las noches de estío , en que en el cielo
brilla la Luna Llena.

En pequeños cajones
de antiquísimos muebles de caoba,
perfumados de espliego y de nostalgia,
guardo mi intimidad.

Esos poemas únicos, nacidos
de la impudicia mística de mi alma,
entregada al  puro y palpitante.
placer del desvarío.

Que jamás
-y es mi culpa-
nunca nadie leerá.

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