lunes, 20 de marzo de 2017

Los amantes submarinos



Se fraguan los naufragios en la orilla. 

Castillos en la arena ,
sueños húmedos ,
que va desdibujando el oleaje
hasta que caen rendidos y confiesan
pasión por la resaca.

Una espina de mar llevamos todos
clavada en un lugar donde no puede
alcanzarla el temor o la prudencia,
donde se confabula
con la fascinación por los abismos
y muestran que la estrella del Sur es un enigma
anclado allá en el fondo.

Lengua de sal y voz de caracola
dice el mito y le sirve
a aquel que busca el beso
más sípido y letal y quiere oirla.

Así ya no hay amarres
que valgan , ni hay un mástil,
ya no hay tierra a la vista,
ni siquiera
las ganas de rogarla.

Todo se vuelve un esplendor de luna 
y un sueño de corales
una sutil cadencia que sabe ser silencio
una calma que crece...

Si quieres nos volvemos submarinos
hasta que se nos gasten los azules,
hasta que ya no tengan las pupilas
preguntas
y lleguen a saciarse las gaviotas.

Los ojos del ahogado
son asombro, dolor , clarividente
y pura transparencia. 

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