Hijo,
a decir verdad,
en los
últimos tiempos
decir , lo que es decirte,no te he dicho gran cosa.
Y todavía menos debiera haberte dicho.
Nunca quise tomarte por pretexto
a un discurso vacío, sobrado de palabras.
El día en que pusieron en mis manos
tu palpitante carne sonrosada
y tu página en blanco,
temblé
por si te me deshacías entre ellas,
me estremecí
por si la emborronaba.
Por eso es que apunté
apenas el trazado de unas líneas ,
decir , lo que es decirte,no te he dicho gran cosa.
Y todavía menos debiera haberte dicho.
Nunca quise tomarte por pretexto
a un discurso vacío, sobrado de palabras.
El día en que pusieron en mis manos
tu palpitante carne sonrosada
y tu página en blanco,
temblé
por si te me deshacías entre ellas,
me estremecí
por si la emborronaba.
Por eso es que apunté
apenas el trazado de unas líneas ,
-no
siempre muy derechas,
más bien miran a lo alto-,
a vuelapluma,
más bien miran a lo alto-,
a vuelapluma,
a mano
alzada
que se puedan borrar si llega el caso.
Si han de rectificarse,
que se puedan borrar si llega el caso.
Si han de rectificarse,
que las
corrija tu caligrafía ,
tal y cómo Dios manda.
Asideros
para que eches a andar mirando al frente
con las manos abiertas a dar y a recibir,
apoyos que te sirvan ,
si es que un día te caes,
para volver de nuevo a levantarte
con la frente muy alta.
Trazos livianos,
pautas invisibles
para aprender a domeñar la vida,
lo mismo que se doma a los caballos,
con el pulso bien firme y la voz mansa .
A capear, si llegan, temporales,
llevando tu sonrisa de paraguas,
a saber que ,si arrecia el vendaval
y no puedes zafarte,
uno se vuelve hoja,
y se jode,
y baila.
A llenar de agujeros tus bolsillos
por los que derramarte sin ruindades;
a cargar con un saco a tus espaldas
dónde otra pregunta quepa siempre ,
aun sabiendo
que si es que te tropiezas la respuesta
nunca será ni la mejor ni única.
A no guardar talentos en armarios.,
regalar sus favores y airearse
es la mejor receta para el alma,
librarse de dobleces
y desplegarse como un pañuelo al Sol
tal y cómo Dios manda.
Asideros
para que eches a andar mirando al frente
con las manos abiertas a dar y a recibir,
apoyos que te sirvan ,
si es que un día te caes,
para volver de nuevo a levantarte
con la frente muy alta.
Trazos livianos,
pautas invisibles
para aprender a domeñar la vida,
lo mismo que se doma a los caballos,
con el pulso bien firme y la voz mansa .
A capear, si llegan, temporales,
llevando tu sonrisa de paraguas,
a saber que ,si arrecia el vendaval
y no puedes zafarte,
uno se vuelve hoja,
y se jode,
y baila.
A llenar de agujeros tus bolsillos
por los que derramarte sin ruindades;
a cargar con un saco a tus espaldas
dónde otra pregunta quepa siempre ,
aun sabiendo
que si es que te tropiezas la respuesta
nunca será ni la mejor ni única.
A no guardar talentos en armarios.,
regalar sus favores y airearse
es la mejor receta para el alma,
librarse de dobleces
y desplegarse como un pañuelo al Sol
sobre
la hierba fresca
a ver
como las nubes se travisten
y a olvidar margaritas deshojadas.
A hacer de tu presencia ese perfume
que, por no molestar, ni alza la voz
y se hace imprescindible cuando falta,
y de tu corazón un palomar
y a olvidar margaritas deshojadas.
A hacer de tu presencia ese perfume
que, por no molestar, ni alza la voz
y se hace imprescindible cuando falta,
y de tu corazón un palomar
que
cobije el cansancio de las aves de paso
arropado
en tibiezas,
desde dónde
desde dónde
en cada
amanecer levanta el vuelo
un
hombre bueno,
y libre
para escribir su historia
cómo le venga en gana.
para escribir su historia
cómo le venga en gana.
Que al llegar la hora
de tu punto y final ,sea tu rastro
un fugaz resplandor ,
como de estrella
de tu punto y final ,sea tu rastro
un fugaz resplandor ,
como de estrella
que
nace y muere en noche espléndida de estío
y es
apenas un guiño risueño en el cristal
enamorado y nítido del agua.
No es mucho.
Ni está todo.
Ni hace falta.
¿ Qué más puedo decirte
que no haya adivinado en todos estos años
mirándome a los ojos tan de frente
enamorado y nítido del agua.
No es mucho.
Ni está todo.
Ni hace falta.
¿ Qué más puedo decirte
que no haya adivinado en todos estos años
mirándome a los ojos tan de frente
tan
audaz,
tan
curiosa,
tan
cautiva,
tan
inocente y lúcida ,
tan limpia e implacable
tu
mirada?
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