Aquí,
donde hoy dormito
no me
llegan los ruidos de los sables,
ni los
ladridos roncos
de
rabia sin motivo de los perros
ni las
voces
tan
ásperas del mundo.
Se me
ha vuelto silencio detenido
sobre
un arpegio grato
la vida
alrededor.
Ya casi
ni me escucho
el
corazón latir.
No
quiere
perturbar
lo inefable del instante.
Enamorado
acorde ,
intenta
disolverse en la cadencia plácida
que
sale de tu pecho de hombre complacido.
Y ver
como la sombra de la noche
su
virtud nos desnuda y se vuelve una selva
donde
cantan los pájaros
Donde
,ascuas exánimes,
tú y
yo nos entregamos a la enajenación
de
intentar un nosotros
componiendo
hasta el alba una vez más
- y ya
van tantas...-
un
poema de amor , que no precisa
palabras
para ser pura elocuencia.
Le
basta con dejarse
llevar
por el arpegio enamorado
que
con pasión componen los suspiros.
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