domingo, 11 de enero de 2015

Carne de solsticio



De qué puede servirme
el andar espulgando sensaciones.

Analizar los posos
que los largos minutos de silencios y clausura
me han dejado en el alma,
aquilatar si es
más aguda la espina que consiguen clavarte
la ausencia o el olvido
contar , arruga a herida,
los años y los sueños que el viento se llevó.

Y luego está el asunto
del caballo del tiempo que acorre desbocado
y apenas si sujeto por las crines...


Saber que aquí y ahora
es todo mi caudal ,se siente una certeza
que te hiela la sangre.

Son tantas pequeñeces...
Son tantas...
¿ Quién diría
que con su suma y sigue
no hubiese ni respiro ni tregua para el pecho...?


Ya ni siquiera busco
consuelo en la palabra.

¿Y qué puede importarle a mi diario
lo que duele vivir?

Pero yo me conozco,
soy carne de solsticio.

Temerosa y amante
a la vez de dejarse tentar por el fulgor

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