Tu
beso,qué divino disparate!,
me
promete la dicha de aquel trono
a la
diestra de ti, que no ambiciono,
con tal
que me arrebate.
Yo
nunca me abandono,
me
gusta más el traje de combate,
siempre
algún gesto queda que retrate
tu
iconografía del encono.
También
podría hacerlo,irte ofertando
lo que
ves a tus pies, cieno y abismo,
si
postrado me rindes pleitesía.
Y luego
irte amargando,
en una gran pirueta de cinismo,
el
mendrugo de pan de cada día
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