Yo
también he sentido en tiempos la acechanza
el
aliento del mundo rondarme alrededor
y cómo me acosaba de un modo inquisidor
hasta
caer en brazos de la desesperanza.
Aquí,
desde esta orilla donde ya no me alcanza
la
torpe tarascada pertinaz del dolor
le
aplico a mis heridas el gesto sanador
del
olvido que trae de nuevo la bonanza
Ancho
puente de plata tiendo para que huyan
por él
los enemigos que me dañaron tanto
hasta
que pueda al fin sentirlos como ajenos.
Y otro
de cristal por el que un día fluyan
un
perdón que aligera y un liberado llanto
que unos días propicien más radiantes y plenos.
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