martes, 6 de febrero de 2018

Los desterrados




Detrás tierra quemada,
por delante
incertidumbre y polvo
Sombras que arrastran fardos invisibles,
desterrados,
condenados por no se sabe quién
a tener que vagar eternamente
por un páramo inmenso
sembrado de tristezas y cenizas.

Nunca será bastante riguroso el castigo
para toda la culpa
que dentro acumulamos.

Porque jamás se apiada
un reo de miserias ,
mendigo del afecto y la empatía,
de otro reo,
cuando ni se consiente
a sí mismo mostrar  ningún vestigio
de su fragilidad.

En una exhibición innecesaria
de crueldad infinita decretamos
desterrarnos del mínimo consuelo
que a un ojo le supone conocerse
fulgor en otro ojo.

A un corazón saber
que hay otro que late
intentando ajustarse a su latido.

Mírame y no me dejes
que haga sola el camino bordeado
por ribazos sin pájaros ni flores,
que lleva hasta el crepúsculo.

Ese, que ,lo sabemos, antecede a la noche
del destierro total,
cuajada de negruras y angor definitivos.


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