¿De
qué sirve que al día lo niegue veinte veces?
¿Quién
podría creerme ,aunque a voces pregone
que no
preciso al Sol , conociendo que pone,
si es
que sale, consuelo sobre mis desnudeces?
Son
témpanos mis labios a falta de tus besos
y mis
ojos a oscuras sin tu mirada están,
el agua
no me sacia ni me alimenta el pan
y
escapan los suspiros del pecho como presos.
Pero
juro y perjuro con la frente bien alta
que ya
no necesito junto a mí tu presencia.
Más
que nada a mí misma de tal modo me engaño
Solo es
que por las noches , sin compasión, me asalta
mi
verdad alevosa con tanta diligencia...
Mi
almohada y yo sabemos lo mucho que te extraño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario