jueves, 27 de abril de 2017

Dulce muerte



Que podría morirme entre tus brazos
es algo que sé cierto. Sobre el lecho
acorazado y tierno de tu pecho
se desdibuja el mundo de sus trazos.

Hay momentos que son de una homicida
intensidad: prendido al codicioso
rumor de tu deseo, silencioso
mi corazón del pálpito se olvida.

Qué dulce muerte es esta sangradura
de mi ser sobre ti. No causa peso
ni me aflige en tu altar aniquilarme.

Me abandono a tu abrazo que me augura
que entregado y suicida, beso a beso,
tú has de saber después resucitarme.


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