martes, 4 de abril de 2017

Lo rezagado


Regresa tras sus huellas
-es tan fácil seguirnos las pistas carmesíes-
lo rezagado.

Aquello que creía
que se había quedado para siempre
enredado en las zarzas del camino.

O quizás sigue el rastro de candor
que sobre el cielo dejan las cigüeñas.

Nuevamente me toman
la cabeza al asalto los jilgueros
y siento que la música
forma parte de mí y que puedo sentirla
fluyéndome por dentro.

En la sangre me bulle
un avispero de aguijones lúdicos
que el corazón me siembra de nostalgias
y la carne de urgencias.

Y de pronto me siento
el cuerpo tan vacío
y el alma tan reseca y tan dispuesta
a dejarse llenar.
Y a vaciarse.

Y tu nombre me viene
sin querer a la boca.

Y sueño que tu voz llega de lejos
trayéndome el arrullo de la lluvia

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