El roce
leve
del
aire al pino arranca
murmuraciones.
Relata
historias
de
amoríos que sabe
de
buena tinta.
Heridas
fueron,
hoy son
marcas sin savia
en su
corteza.
Mejor
que el viento
al
azotar su copa
todo lo
barra.
Y
oferte el vientre
de la
piña marchita
la vida
nueva.
No
volverán
al
pinar los rumores
de
antiguos besos.
Pero
aún aguarda
una
oportunidad
la
tierra fértil.
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