La perfección no existe, es bien sabido
que el rostro más hermoso siempre oferta
un lunar imprevisto que despierta
la gracia que lo salva de aburrido.
La hechicera de Éboli fue tuerta...
El escritor más grande que ha nacido
era tirando a manco y el oído
de Beethoven más sordo que una puerta...
El orden natural sobreentendido
que no pretenda nadie que pervierta
mi pluma, que se jacta de inexperta,
dando a luz un soneto relamido.
Y , ya me conocéis, me quiero muerta
antes que irreprochable por descuido.
Llamadme "la imferpecta"... Es un cumplido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario