domingo, 2 de abril de 2017

Zureo


Como un zureo de aves
siento llegar tu voz hasta mi oído
llena de evocaciones.

Mitad urgencia, mitad melancolía
tintinea en medio del crepúsculo
como un señuelo cargado de promesas,
que en una de esas días en que el Sol se va pronto
lanzase sobre el aire
un torcaz solitario
al reclamar la pluma de una tórtola
que le haga esa noche más cálido el nidal

Dulzura que traspasa,
suavidad que serena,
delirio que confunde...

Devoción que me pierde .

Quién puede resistirse a sus ofrecimientos
de celestes delicias,
de deleites y gozos
que solos los ungidos llegaron a intuir.

Del espíritu al cuerpo
también cabe el hacer transmigraciones,
el cielo es un estado sencillo alcanzar.
Despacio descubrir
si es a lima o a menta como sabe tu boca
si tu mano es la horma perfecta de mi seno
en qué lunar exacto
tengo escondido un duende
que me vuelve perversa .

Qué tacto te estimula a regalarme
un ramillete tierno de caricias
que esparces por mi piel como una lluvia
de pétalos rosa.

A qué cosquillas rindes
tus cuarteles más íntimos
qué mordisco despierta
tu instinto elemental
Qué olor de los que emano te enardece
Con qué suspiro te hago
entrar en ignición .

Con que palabra vibro,
con qué silencio anuncio
que deprisa se acerca esa muerte tal dulce
en que muero por ti
cuando mueres conmigo.

Cuantas veces no cabe
sumirnos una y otra y otra vez
en su sorpresa.

En qué momento exacto de la agonía última
nuestras almas alcancen entrar en comunión.



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