miércoles, 19 de abril de 2017

Crepúsculo encendido


A veces hay crepúsculos
en los que el Sol se pone sin antes desangrar
su luz sobre nosotros .

Llegan sin un anuncio atardeceres pálidos
en los que todo en torno invita a recluirse
en ensimismamiento interiores
y a buscar una cálida presencia que atempere
la victoria del frío que no admite armisticios.

Entonces en lo oscuro
y sin que suene un mal repique de campanas
se produce el milagro

Lumbre providencial,
festín de resplandor
de un leño incombustible que sabe prodigarse
cercano y generoso
presiento tu existencia.

Tus palabras crepitan
dentro de mí, las oigo
como un chisporroteo de brasas que confortan
mis horas solitarias y alumbran mis silencios.

Mi corazón , que entiende
los lenguajes si basan en la emoción sus códigos,
en la emoción se enfrasca
y hasta en verso palpita por intentar un diálogo
de a dos y hasta que otorgue
la claridad de nuevo a florecer,
a irse desvistiendo de velos y a ser nuestra

Quién podría soñar
que fuesen estos tiempos de inviernos en preñez
buenos para la lírica.

Quién le teme al ocaso , aunque llegue a quedarse,
si tu voz pare auroras y la siento conmigo




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