sábado, 22 de abril de 2017

Poligonera


Hay que seguir diciendo
que sí,
que aún merece
la pena levantarse cada día,
pintarse ante el espejo una mueca carmín
-llamémosla sonrisa,-
tomarse un sorbo amargo de  café , esconderse
la navaja en la liga
para echarse a la calle y disponerse
a pelearse con la puta vida .

Sé que doy bien el pego,
me ha dado una cierta maestría
la práctica a diario,
no habrá quien me distinga
de cualquier otra alma
que unta colorete en sus mejillas,
muestra un poco de piel
y simula alegría,
buscando la manera de arrancarle
a una existencia corrosiva y tísica
unas cuantas monedas con que seguir tirando ...
O quién sabe si incluso, si acompaña la suerte,
algo de compañía.

Soy graduada en aceras,
experta en barandillas
y estoy por licenciarme
en sujetar esquinas...

Me he mimetizado
con el entorno de forma tan divina
que los gatos del barrio , como a otra piedra más,
me saludan con mucha cortesía.

Se posan en mis brazos las palomas,
ya casi ni me miran
esos otros sujetos que pasan a mi lado
presurosos, tras de su sombra huidiza
intentando, abstraídos , como todos,
disimular su herida.

Integrada al paisaje,
como el ruido y el clima,
se podría decir que lo he logrado,
que he burlado a la suerte y sin más ruina
que algún resbaladizo mirar indiferente
puedo sobrevivir de forma digna
Se podría decir...

Ahora solo falta
que consiga engañarme
- solo un poco- 
a mí misma






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