jueves, 20 de abril de 2017

Indóciles gaviotas


Cada cual vuela cómo y cuándo puede .
Monta la vida cada “performance”
que aun caminando a gatas, ya es un lance
el que ninguna pata se te enrede.
Si pretendes surcar cielos,procede
el aceptar el reto con relajo
hacer paracaídas del refajo,
tal como lo hago yo,y resignarse
a planear absorta y no acordarse
de que la meta está siempre allí abajo.

Y luego está la vocación de pluma,
de hacer su levedad tu poderío
y flotar libremente al albedrío
de la brisa que alienta y que perfuma.
Desde la bancarrota del reúma,
una sorda ambición brota en secreto.
No existe nada absurdo en el boceto
de tul aerodinámico, las alas,
nube a nube, ya sueñan sus escalas...
Lo que cuesta es mudarse el esqueleto.

¿Ser o soñar? Plegarse a lo sensible,
lo que es cercano y tibio, lo emotivo;
lo que te hace vivir, porque está vivo,
lo sensato, lo único posible...
Pero...¿ A quién no le tienta , apetecible,
el jugarse la piel en las remotas
orillas donde indóciles gaviotas,
en vez de peces, van pescando estrellas?
! Y cómo atrapan siempre las más bellas
sin que importe el tener las alas rotas!.

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